El hombre, sus espacios

por Marta Agudo

Con una inicial declaración de intenciones, «La fe / de mis antepasados es culto de hombres libres», da comienzo este recorrido por veintidós años de escritura poética. Seis libros publicados junto a un nutrido conjunto de poemas inéditos (vertebrados casi todos en dos nuevos títulos) dan cuenta de un quehacer poético apegado a la geografía histórica y legendaria de los lugares que el autor ha ido habitando, a la memoria como forma de conocimiento. Por eso, aquí el lector podrá apreciar una gran variedad de tonos: desde el irónico Sazón de los barrancos a uno más apegado al decir cotidiano de una vida, con especial y llamativa querencia por lo herético. Se conjugan así tanto el interés por la intrahistoria de cada lugar como por la sucesión legendaria de victorias y derrotas que configuran los grandes eventos.

Todo ello configura el plasma fecundador de esta poesía alejada de la queja melancólica de quien escribe en aras de un tono distanciado, a veces iracundo: «¿Qué creíamos? ¿Cuál fue nuestro desdén / por un mundo del que éramos los dueños? / Información genética. Nutrientes. / Inventarios sin ínfulas. Nosotros: / museos naturales ». En otras ocasiones con marcado tono reflexivo a partir de la mirada del paisaje: «La arena de la playa es tan estéril: / de la contemplación del mar extraigo / la tibieza que exige / este sobrevivir, / pero los tulipanes / prosperan en los lechos abisales». Y además combinado, en otras ocasiones, con la reflexión metaliteraria.

Sin duda, se trata de un buen manojo de registros y temáticas, de un muestrario de un saber poético que culmina con Breviario de Fuerteventura en forma de magníficos haikus. Valgan de ejemplo poemas como «Invernaderos de Rainer Müller », donde leemos: «Fueron cosecha. / Son campos desolados. / Serán simiente». También «Vallebrón», con versos como: «Es valle o nido, / y el agua lo demuestra; / pero no hay verbo». Y «Pitas», con: «Nada demuestra / el poder de la savia / como esta madre». O, por retornar al principio, «La atalayita», donde el poeta escribe: «Alma de lava. / Piel de piedra y de liquen... / Sed de hombre libre».

Portada de Nayagua, núm. 25.

 (En Nayagua, número 25, marzo de 2017).

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